martes, 5 de junio de 2012

SEXO SIN COMPROMISO

La sexualidad en el siglo XXI nada tiene que ver con la que conocieron nuestros padres en su juventud, y mucho menos con la de nuestros abuelos. Aunque ha habido un cambio de siglo de por medio, en menos de medio siglo han cambiado totalmente los patrones afectivo-sexuales en nuestra sociedad.
Nuestras abuelas jamás tuvieron sexo antes del matrimonio… y mucha tampoco lo han tenido o lo tienen después. Fueron educadas para casarse con un “chico bien” y les gustase o no, tenían que tragar con ello. Algunas estarían de acuerdo con la decisión de sus padres y disfrutarían de una sexualidad medianamente satisfactoria. Otras… no habrán conocido qué es eso en toda su vida.

Nuestras madres ya conocieron otro panorama social más libre en cuanto al desarrollo de su sexualidad. Los años 60 y los años 70 fueron un completo revulsivo en el que “paz y amor” fue el lema de la corriente social que más se seguía. Aunque desgraciadamente en España no pudieron ser muy hippies por la represión política de la época. Aun así muchas de ellas ya comenzaron a poder decidir sobre sus parejas sentimentales, pero también sobre sus parejas sexuales, algo inconcebible hasta la época.
Ahí comenzó la revolución sexual y hasta hoy en día, donde el sexo ha perdido (en general, no para todo el mundo) su valor sagrado y místico.
Los jóvenes de hoy en día no tienen una o dos parejas sexuales, sino alrededor de nueve de media antes de formar una pareja estable. Y alguno, directamente no sabrían ni decir la cifra. Esto no es malo o bueno, es cuestión de gustos y de la personalidad afectiva de cada uno. Sin embargo, la promiscuidad sexual en la que nos movemos hoy en día conlleva algunos peligros físicos y psicológicos para las personas que se inmiscuyen en este tipo de relaciones.
Es necesario tomar una serie de precauciones y levantar determinadas barreras para evitar ciertos daños colaterales.

¿Cómo afectan a mi estabilidad emocional las relaciones esporádicas?

Tiene su parte buena y su parte mala, en varios aspectos. Por un lado, las relaciones esporádicas son muy positivas a la hora de aumentar la autoestima sexual, e incluso la autoestima general. Seducir y conseguir resultados positivos, hace que nos sintamos “poderosos” con el sexo opuesto. Nos sentimos sexys, atractivos, seductores, y valorados a nivel sexual.
El hecho de conocer a más personas en el plano sexual, enriquece mucho a nivel sexual. Conocer diferentes personas, es conocer diferentes gustos puede llevarte también a conocer más técnicas sexuales para poder ponerlas en práctica con otra persona… te da experiencia y mucha seguridad.
Sin embargo, todo esto puede volverse en tu contra, dependiendo sobre todo de tu estabilidad emocional. Es fácil que entres en un círculo vicioso del que es difícil salir. Este tipo de relaciones hacen del sexo algo muy adictivo, y cuando comienzan a aparecer sentimientos, es posible que no se sepa como continuar avanzando… todo se queda en sexo de una noche, o de varias, pero crece la incapacidad de establecer un compromiso en una relación amorosa.
Cuando se le da la vuelta a la tortilla, todos esos beneficios se pueden volver en tu contra. Y tu autoestima, personal y sexual puede verse afectada.
Lo importante es ser conscientes de porqué se quiere sexo, y preguntarse si se quiere algo más que sexo. Y una vez que se tiene clara la respuesta, actuar en consecuencia.

¿Y cómo afectan a mi cuerpo?

El principal problema de las relaciones esporádicas, es la transmisión de enfermedades venéreas. Esto no sería así si se practicase sexo con protección, pero desgraciadamente no todo el mundo es responsable en ese sentido.
Cómo hemos visto, el diagramas de relaciones íntimas crece de manera exponencial, y con él, también crecen las probabilidades de contraer una ETS.
La mayoría de la gente sólo piensa en el VIH y tienen muchos prejuicios sobre quién puede padecer una ETS y quién no. Esto es un error que puede traer graves consecuencias. Son muchas las infecciones de transmisión sexual que se desarrollan y se contagian de forma silenciosa.
Como ejemplo de las consecuencias de la falta de profilaxis y del aumento del número de parejas sexuales, en España existen ya más de dos millones de mujeres infectadas por el Virus del Papiloma Humano, una infección silenciosa que a la larga puede provocar lesiones cancerígenas.
Tener sexo con quién quieres y cuándo quieres, no es malo. Sin embargo, es necesario ser muy responsable en cuanto a la protección, para evitar un posible contagio. No te la juegues.

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