miércoles, 21 de agosto de 2013

“69”, Un Gran Número De Ayer, Hoy Y Siempre…

¿Quién no ha oído hablar de tan preciado número? ¿Qué representa este número? El erotismo tiene matemáticas gracias al 69. Para muchos representa la cumbre del placer oral Pero, ¿de dónde viene? ¿Cuál es su historia?
“Uno más uno es 69: dos personas entrelazadas una sobre la otra, específicamente sobre su sexo”. El escritor Raymond Queneau utilizó esta frase para describir una de las posiciones más satisfactorias del encuentro amoroso. Fue en Francia donde se acuñó esta frase, que vivió previamente muchos años en el argot de los garitos, prostíbulos y ‘peep-shows’ de Pigalle. Un buen día, la revolución
sexual que se inició en los años sesenta se adueñó de la palabra y la extendió a todas las capas de la sociedad francesa.
Al año siguiente, el dúo formado por Serge Gainsborough y Jane Birkin –famosos ya por su ‘Je t’aime moi non plus’– proclaman al tiempo que cantan: ‘¡69: año erótico!’. Es entonces cuando la expresión se extiende como la pólvora por todo el mundo y entra, como si hubiera existido siempre. Tanto el nombre como su práctica van ligados a la revolución sexual de los sesenta y, dentro de ella, a la liberación de la mujer y a su equiparación con el hombre. No hay una postura que suponga mayor igualdad. Lo que está arriba, está abajo; lo que está abajo, está arriba.
Parece que el verdadero erotismo comienza con el proclamado año erótico. Es, pues, normal que el 69, como expresión y como práctica, haya estado borrado de la historia de Occidente hasta tiempos relativamente modernos. Habrá que esperar hasta mediados del siglo XIX, cuando surgen las primeras teorías sobre la igualdad de los géneros, para encontrar testimonios del ejercicio de tan placentera postura. A partir del siglo XX, los testimonios comienzan a multiplicarse y en la década de los sesenta el término entra con todos sus honores en la literatura. Otra cosa es que comience a practicarse con frecuencia, que no lo parece, al menos en el mundo occidental.

Símbolo de muchas culturas y filosofías

El 69 es un símbolo de la cultura taoísta, donde fluyen armónicamente el yin y el yang. Para los tantrikas –monjes que siguen el camino religioso taoísta a través del sexo–, la práctica oral recíproca crea una progresiva corriente de energía que nivela, integra y regenera tanto el cuerpo como la mente. La pareja se convierte en el dios Ganesh holgando con su ‘partenaire’ en un estado de paradisíaco nirvana. Quizá por ello, representan continuamente la postura en libros y templos. En Bundi (India) se conserva una bellísima ilustración del siglo XVIII donde una pareja real goza del ‘kalila’ o 69. Pero podemos ir más lejos y así, vemos una detallada representación en uno de los paneles que tapizan una mansión persa del siglo XIX: entre arabescos y decorativos tallos florales, dos estilizados amantes se lamen regocijadamente los sexos.
Además, La cifra es idéntica a los caracteres que los astrólogos utilizan para el signo de cáncer, un signo de agua, como de agua es todo en una postura donde las bocas se derraman como ríos sobre los sexos. El 69 se convierte en la postura de los poetas del sexo, de quienes aman el cuerpo que es diferente y desean abismarse en los secretos del otro. Nadie que no esté dispuesto a dar algo de sí practicará esta postura. Así, la ‘fellatio’ se convierte en tocar la flauta de jade. Y el ‘cunnilinguus’, en beber en la fuente de jade. Y todo, en el juego del viento y la luna. Y los amantes son dos dioses dando nuevo origen a la creación. ¡No es posible un erotismo

Un número & tres posturas

En oriente no hay una sola forma de 69 sino, al menos, tres. La primera, la más conocida y clásica es la mujer tendida de espaldas sobre el lecho y el hombre, encima. En la segunda posición, el hombre está de pie mientras la mujer, con los muslos anudados a su cuello, posa la cabeza en su sexo. En la tercera, ambos amantes reposan de costado en sentido inverso. ¿Por cuál te decantarías?
-La vida e historia de un número que nuca caerá en el olvido y nunca pasará de moda-

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