jueves, 26 de abril de 2012

TAMBIÉN ELLOS SON RESPONSABLES: ANTICONCEPTIVOS MASCULINOS

A lo largo de la historia la responsabilidad sobre la concepción ha recaído siempre sobre la mujer, al 100%. Parecía que al ser ella la que desarrolla el embarazo dentro de su vientre, era la única que podía evitar ese embarazo.

El hombre a lo largo de todo este tiempo sólo ha podido evitar la concepción a través del uso del preservativo (que es formas más antiguas existe desde hace muchos siglos), o del “coitus interruptus”.

Sin embargo, hoy en día son muchos los métodos anticonceptivos existentes. Aunque sigue habiendo una proporción más alta de contraceptivos femeninos que masculinos, cada vez más la industria farmacéutica se preocupa de buscar nuevas fórmulas y métodos para que sean ellos también los que controlen cuando quieren ser padres.


Por un lado descargan de responsabilidad a su chica, que seguro que lleva años utilizando métodos hormonales, y a su vez engendrar un hijo es decisión suya 100%, sin riesgo de que a su chica le falle el anticonceptivo, o decida buscar un embarazo sin el consentimiento de su pareja. Antiguamente las mujeres eran obligadas a tener hijos, incluso eran violadas para que se quedaran embarazadas y así tuvieran la obligación de casarse con ciertas personas. La normalización y profesionalización del aborto, y la píldora anticonceptiva, evitaron muchos de estos casos.

Por eso, quizás ahora es el turno de que los hombre también puedan estar protegidos de las intenciones de algunas desaprensivas que intentan aprovecharse económicamente o emocionalmente de las responsabilidades que la ley impone también a los padres. Por eso, los anticonceptivos masculinos son la opción que hacía falta para que, tanto un embarazo, como la decisión de no tener hijos (temporal o definitiva) sea cosa de dos.

Anticonceptivos masculinos actuales

Hasta ahora sólo han existido dos métodos anticonceptivos creados para el uso masculino:
  • El preservativo: es el anticonceptivo por excelencia. Si es bien utilizado tiene un 100% de éxito aunque existe una pequeña probabilidad de rotura o mal estado del mismo y por tanto de embarazo. Hasta ahora es el método más utilizado por el hombre, no sólo por su capacidad anticonceptiva, sino también porque es el único método de barrera, junto al preservativo femenino, que evita el contagio de enfermedades de transmisión sexual. En contraposición a todas sus ventajas, muchos hombre se quejan de que resta sensibilidad durante la penetración, y de que disminuye la excitación por el hecho de que hay que parar y colocarlo justo antes de la penetración, restando libertad de movimientos durante el acto sexual.
  • La vasectomía: es un método definitivo que requiere cirugía. No es reversible, excepto en algunos casos, que puede ser revertida mediante una cirugía de reconstrucción cara y complicada. Por eso antes de someterse a una vasectomía, que consiste en seccionar los conductos deferentes que unen los testículos con la uretra para evitar el paso de los espermatozoides, hay que tener muy claro que se renuncia de por vida a la fertilidad. El hecho de que sea irreversible, y de que para poder favorecerse de ella haya que pasar por un quirófano, echa a muchos para atrás.
Además de estos dos, no existe el uso generalizado de ningún anticonceptivo más. El hombre, o utilizaba uno de estos dos métodos, o se fiaba de que su pareja tomara las medidas oportunas. Otros además, utilizaban el coitus interruptus, que aunque no es un método anticonceptivo, es una práctica que combinada con otros métodos (cómo el preservativo, la píldora, etc…) reduce los riesgos de embarazo.
Sin embargo, estos métodos existentes no ofrecen aun mucha libertad al hombre para decidir sobre su fertilidad.

Anticonceptivos masculinos del futuro

Para evitar la sensación de pérdida de sensibilidad de la que se quejan muchos hombres con el preservativo, y de la no reversibilidad que ofrece la vasectomía, los laboratorios llevan décadas investigando un método hormonal masculino que le haga al hombre tener control completo sobre su fertilidad.
Hace años que se descubrió que la testosterona, al igual que es la hormona del deseo, es la hormona que controla la producción de espermatozoides. Por ahí empezaron las primeras investigaciones sobre un método hormonal inhibidor de la fertilidad masculina. Sin embargo, a la vez que conseguía anular la producción de espermatozoides, hacía desaparecer el deseo.
Por lo tanto, se desechó esa opción. Y se siguió investigando buscando un anticonceptivo que cumpliera con las siguientes premisas: eliminara los espermatozoides por completo, fuera reversible y dejara el deseo intacto.
Una de las líneas que se investigan actualmente por parte del instituto australiano Anzac Reseach Institute de Sydney es un anticonceptivo compuesto por una combinación de testosterona y progestágeno, que parece que cumple con las premisas expuestas anteriormente. Sin embargo, el sistema similar a la píldora femenina no parece ser bien aceptado por los hombres, ya que se muestran bastante reacios a tomar una pastilla diaria. Por eso las investigaciones actuales van dirigidas al diseño de otros sistemas más cómodos como parches e implantes subcutáneos.
Otro de los caminos de la investigación de la anticoncepción masculina se dirige hacia la consecución de la inyección de la hormona sintética de nortestosterona, que tiene el efecto de reducir el tamaño de los testículos hasta un 50% y dejarlos sin producción de espermatozoides.
También se está desarrollando un spray que utilizado durante el coito disminuye el movimiento de los espermatozoides y hace que se vuelvan mucho más lentos. Sin embargo, aún se está estudiando si estos espermatozoides debilitados podrían llegar a fecundar al óvulo, y que pasaría o que efectos tendría el producto en cuestión sobre el embrión.
También se están desarrollando métodos que no son hormonales. Existe un dispositivo que consigue una infertilidad reversible, al que ya llaman “el DIU masculino”. Consiste en un sencillo dispositivo de silicona que bloquea el conducto por donde sale el esperma. Es una especie de pequeño tapón que se introduce por una mínima incisión realizada a través del escroto.
De una forma u otra, la evolución de los anticonceptivos masculinos puede suponer una nueva revolución sexual, al igual que sucedió con la aparición de la píldora femenina, ya que supondrán una total libertad del hombre sobre el control de su fertilidad, y repartirá la carga de la responsabilidad contraceptiva en la pareja.

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