lunes, 25 de agosto de 2014

5 grandes criminales sexuales

A lo largo de la historia ha habido grandes figuras que se recordarán toda la vida porque hicieron algo importante, porque dieron su vida por sus creencias o por otros aspectos importantes que los hace merecedores de mantenerlos en la memoria. Sin embargo, también debemos decir que hay algunos personajes que, aunque se debería pasar de ellos y olvidar, no está de más conocer el lado contrario de los seres humanos, lo más negativo que hay.

Por eso es que, en esta ocasión, nos gustaría hablarte de
cuáles son los cinco grandes criminales sexuales, aquellos que han puesto el vello de punta a miles de personas después de conocer sus historias.

¿Estás preparada o preparado para pasar un poco de miedo? Entonces, allá vamos a presentarte a 5 grandes criminales sexuales con la puntualización de que estos cinco criminales no son los únicos que han existido aunque sí los más llamativos que hay hasta el momento.

Los criminales sexuales:

Peter Kürten, alias, el Vampiro de Dusseldorf

La primera parada la tenemos en Alemania en la época de 1913 a 1930. En este periodo de tiempo este criminal llevó a cabo 8 asesinatos y 14 asaltos sexuales. Quizás pienses que no es mucho, y lo cierto es que no, pero lo que le hace ser uno de los peores es lo que hacía con sus víctimas.

Kürten fue maltratado de pequeño y eso hizo que, su carácter, fuera el de un sádico en toda regla. Le gustaba torturar a sus víctimas y el apodo de “vampiro” se le puso porque bebía la sangre de aquellos a los que torturaba y mataba (de hecho llegó a quemar viva a una de las víctimas).

Antes de que fuera decapitado pronunció “ Mi mayor deseo sería oír mi propia sangre goteando sobre el cesto”.

Richard Ramírez. Alias “El merodeador nocturno”

Nos trasladamos ahora a Estados Unidos y a una época más cercana, de 1984 a 1985 donde este hombre produjo 14 asesinatos, 5 intentos de homicidio y 9 violaciones.

Ramírez fue un sujeto bastante difícil de clasificar porque las víctimas que elegía no se relacionaban en sexo, raza o edad. Le daba igual. Violó a mujeres que después dejó vivas mientras que, a aquellos que mató, no abusó de ellas. Muchos piensan que solo era un perturbado o tenía algo de esquizofrenia o incluso autismo porque unas veces era descuidado en sus planes y otras veces los planeaba al milímetro... ¿Algo así como Jekyll y Mr Hyde?

Albert Fish, alias “El abuelo asesino”

Un nuevo criminal y sin movernos de Estados Unidos aunque sí de fecha. Esta vez nos vamos de finales del siglo XIX a 1935 donde se cometieron abusos sexuales a más de 100 niños y 15 asesinatos.

De Fish se cree que era psicótico. Siempre le gustaba encontrar nuevas sensaciones para experimentar, para sentir algo nuevo. Era todo un sádico con los niños y de hecho sus víctimas podían decirlo por lo que les hacía. De él hay una carta donde se narra cómo una madre se come a su propio hijo.

Henry Lee Lucas

Sin movernos de Estados Unidos, nos vamos a 1960-1980 cuando se cometieron 11 crímenes y algunas violaciones.

Este hombre, junto con Ottis Toole, se dedicaron a practicar la pederastia, necrofilia y piromanía con personas vivas. Le encantaba eso pero, más aún, el achacarse delitos y perversiones. Ellos querían ser los peores y siempre competían por conseguirlo.

Andrei Chikatillo, alias “El carnicero de Rostov”

Ubicados en Rusia en 1978-1990, Chikatillo fue sospechoso de 36 crímenes pero llegó a confesar 53 (no sabemos si es posible que haya algunos más).

Fue un hombre que mezclo varios crímenes al mismo tiempo: sexo, desmembramiento, sadismo, canibalismo, etc. De hecho, la marca característica de este hombre es que, a todas sus víctimas, les mutilaba los ojos.

Para él, lo que hacía era una forma de desahogar su rabia porque tenía problemas de erección y no era capaz de controlarlo. Eso hizo que, una vez probara las primeras víctimas sádicas, se volviera adicto y las necesitara para satisfacerse a sí mismo.

Como ves, estos son solo cinco ejemplos de lo que las personas pueden hacer cuando están perturbadas y no son “normales”. Pero hay muchas más ahí fuera así que ten cuidado, sobre todo si te gusta salir mucho y puedes llegar a encontrarte en situaciones que no le gustarían a nadie. ¿Claves para darte cuenta? No hay, solo sigue tu instinto porque, a veces, es el que no te va a fallar.

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