El alcohol y las drogas están demasiado presentes en nuestra sociedad, sobre todo entre los jóvenes. Muchos utilizan este tipo de sustancias para desinhibirse, integrarse socialmente o incluso para aparentar ser quienes no son. En el caso de los adultos tampoco las razones son demasiado diferentes.
Sin embargo ¿Sabemos cómo afecta el consumo de alcohol y estupefacientes a la función sexual humana? La mayoría no conocen bien los efectos. Y lo que toman para poder ligar, relacionarse y desinhibirse, puede afectarles de una manera totalmente contraria a lo que estaban buscando.
Alcohol, enemigo en la cama
Nadie puede negar que el alcohol sea un potente estimulante sexual. Todos alguna vez han sentido como después de tomar unas copas, el deseo sexual se despierta de una forma exagerada, y nuestras pulsiones se descontrolan.
La vergüenza se queda atrás y somos capaces de decirle a la persona objeto de nuestro deseo casi cualquier cosa. De tocarle e incluso provocarle de manera descarada, porque efectivamente, el alcohol actúa sobre el lóbulo frontal, alterando la capacidad de juicio y autocontrol. Es decir, la ingesta desproporcionada de alcohol puede alterar la percepción que tenemos de la realidad, y también la conducta.
Por un lado, afecta a la manera de comportarnos, pero desgraciadamente, también afecta a otras zonas del cerebro implicadas en la respuesta sexual, inhibiendo su función y dificultando el coito por distintos motivos.
Algunos estudios, como los del Instituto Kensey, afirman que el 50% de los hombres, y el 25% de las mujeres, tienen dificultades para practicar sexo cuando van pasados de copas.
Y no sólo afecta cuando van pasados de copa. Los alcohólicos sufren las consecuencias a pesar de ir serenos. Entre el 30 y el 40% de personas que beben con demasiada frecuencia, reconocen que tienen problemas para excitarse, y muchos otros, hasta un 15%, siente que disminuye la frecuencia de relaciones sexuales, debido a su falta de excitación.
En mujeres el tema es incluso más grave, porque se ha comprobado que el consumo elevado y frecuente de alcohol puede alterar su función hormonal, provocando menopausias tempranas, envejecimiento acelerado y mayor riesgo de enfermedades hepáticas.
Cuando el consumo es esporádico, podemos decir que, en dosis pequeñas, el efecto más destacado es el efecto desinhibidor, aunque a la hora de las relaciones sexuales en ellas dificulta el orgasmo, y en ellos hace perder fuerza en la erección.
Si las dosis son elevadas, el alcohol afecta a la memoria, al juicio, e incluso provoca problemas motores. Afecta a las tomas de decisiones, y esto puede provocar otros problemas graves. Las consecuencias evidentemente de la falta de control no aparecen en la noche de pasión. El sentimiento de culpa suele llegar a la mañana siguiente, en la que la resaca de recuerdos hace que las imágenes mentales del día anterior, nos recuerden que no hemos utilizado preservativo o quizás ni nos permitan recordarlo con seguridad. Por eso hay riesgo de un embarazo no deseado, un contagio de enfermedades venéreas, o incluso algo más simple: Haber hecho algo que nunca hubiéramos hecho si no hubiéramos bebido.
Por eso si se bebe, hay que hacerlo con moderación, y saber siempre, en qué punto debemos parar.
Cocaína y sexo
La cocaína llegó a España en los ochenta, y con el paso de los años, el consumo ha aumentado considerablemente entre la población, y ha dejado de ser una droga exclusiva de círculos sociales de clase alta, para pasar a ser consumida por una gran parte de la población. Actualmente España se ha convertido en el país europeo con el mayor índice de consumo de cocaína.
En general, la cocaína tiene unos efectos que muchos persiguen: mejora el estado de ánimo, es sumamente excitante, aporta confianza y seguridad en uno mismo, aumenta la temperatura corporal, produce pérdida del pudor, del control de la conciencia, elimina el sueño, el cansancio, etcétera. En el aspecto negativo, destroza el tabique nasal, provoca ansiedad, fatiga, agresividad, nerviosismo, en incluso puede llegar a provocar alteraciones cardiacas que incluso pueden desencadenar en una muerte súbita.
En el aspecto sexual, se puede decir que la cocaína actúa como estimulante. Hace crecer el deseo sexual, sin embargo, retrasa el orgasmo, provoca un deterioro progresivo del deseo sexual, y por tanto de la actividad sexual.
La cocaína es una droga muy peligrosa y tremendamente adictiva. No te traerá nada bueno, y en el plano sexual puede llegar a hacer que seas un auténtico desastre en la cama.
Marihuana y sexo
El cannabis es un opiáceo que lleva una cantidad enorme de compuestos químicos que provocan un estado depresor de sistema nervioso central. Esto hace que por ejemplo en las mujeres, disminuya el nivel de lubricación vaginal, dificultando las relaciones sexuales con penetración. Su consumo habitual puede llegar a hacer que disminuya el deseo sexual progresivamente, e incluso puede llegar a inhibir la ovulación.
En ellos influye en una bajada del nivel de testosterona, que a su vez hace que disminuya el deseo sexual y que aparezcan problemas de impotencia.
Si bebes, si te drogas, no practiques sexo
Lo mires por donde lo mires, la balanza siempre se inclina hacia el lado negativo. No te dejes llevar por los efectos más conocidos de cada droga, analiza las posibles consecuencias y DI NO A LAS DROGAS.
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