Ya estamos en verano, época de vacaciones, descanso y relax. Precisamente todo lo contrario a lo que sobrellevamos el resto del año. Durante el resto de las estaciones nos dedicamos a trabajar y a vivir el día a día rutinario, sin darnos cuenta del poco tiempo que pasamos con nuestros seres queridos, incluida nuestra pareja.
Algunos se ven apenas unas horas al día, o incluso solo por la noche, cuando van a dormir. Por eso, tras unas largas vacaciones donde se conviven las 24 horas del día, afloran muchos conflictos que durante la vida cotidiana no llegan a irrumpir, por falta de tiempo, o por cansancio.
Por eso, y las estadísticas lo demuestran, después del verano es la época en la que se tramitan más separaciones y divorcio y hay más rupturas de pareja en general. Parece contradictorio que en los días donde hay tiempo para relajarse, quererse e incluso disfrutar de una forma más pausada de las relaciones sexuales ocurran estos hechos.