No solo de “coitos” vive el hombre… la actividad sexual se extiende a actividades mucho más suaves y sensuales que unen de la misma manera a la pareja y que pueden llegar a ser igual de placenteras.
Un buen masaje empieza con el sentido del tacto, pero puede llegar a despertar al resto, y es que sentir las caricias de tu pareja tocándote de la forma que más te gusta, y donde más te gusta, no tiene precio.
Para que el masaje cumpla su función de crear unión, intimidad y placer, es necesario que creéis el ambiente idóneo para darlo o para recibirlo. Siempre os pueden ayudar unas velas, un poquito de calefacción, para estar a una temperatura agradable, e incluso unas varitas de incienso o quemador de aceites esenciales, para embriagar también el sentido del olfato.