Cada hombre, al igual que cada mujer, es un mundo. Sin embargo, en determinadas franjas de edad, todos coinciden en ciertos patrones de comportamientos sexuales, eso sí, cada uno a su manera, aunque comparten puntos, pensamientos y acciones comunes…
Juventud divino tesoro
Coincide con la vida, que con la edad, la vida sexual puede decaer. Quizás no en calidad, pero si en cantidad. Y es que en la adolescencia y la juventud, la potencia sexual de un hombre es descomunal, y a menudo incontrolada. Es tal el cóctel hormonal al que se ven sometidos, que su actividad sexual es a veces exagerada.
Antes de perder la virginidad, la masturbación es muy recurrente. Aunque sorprenda el dato, un adolescente en pleno apogeo hormonal puede masturbarse hasta tres veces diarias. De esta manera aprenden a conocer su cuerpo, y las reacciones del mismo, pero también de esta manera descargan una tensión sexual, que de no ser así puede llegar a causar problemas emocionales e incluso físicos, como ansiedad, nerviosismo e inestabilidad sexual.