El sexo anal ha sido un gran tabú a lo largo de la historia, sin embargo es una práctica que gusta a muchos aunque no se atrevan contarlo. El desconocimiento que la envuelve hace que quien no la ha probado tenga miedo al dolor y al contagio de enfermedades, pero lo que no sabe es que utilizando la técnica y la protección adecuada, el sexo anal puede llegar a ser una actividad sexual muy, pero que muy placentera.
Consiste en introducir en el ano el miembro masculino, un juguete sexual, los dedos o cualquier objeto o instrumento sexual que se le ocurra a la pareja que lo lleve a cabo, con el fin de conseguir sensaciones placenteras, lejos por tanto del dolor.
En los hombres además, la zona anal contiene uno de sus puntos más erógenos. El Punto P o zona prostática, al que solo se puede acceder vía anal, tiene multitud de terminaciones nerviosas. Sin embargo muchos hombres son reacios a probarlo. Tan sólo en las relaciones gays parece superarse este tabú y disfrutar de este punto.
Pero no solo la penetración anal causa placer en la zona. Pueden realizarse otro tipo de actividades para estimular esta área, como masajearla con un vibrador, estimularla oralmente (Rimming), o por ejemplo manipulando y acariciando la zona externa con los dedos.
Cada vez son más las parejas, heterosexuales y homosexuales, que encuentran en el sexo anal una forma más de conseguir placer sexual.
¿Cómo iniciarse en la práctica anal?
Hay que tener en cuenta que la falta de experiencia no ayuda a encontrar el disfrute anal. Es necesario practicar y conocer una serie de trucos y consejos para dejar el dolor y las molestias que puede producir a un lado.
Es muy importante que el miembro penetrado se encuentre en una situación relajada. Sin nervios ni miedos que el hagan contraer involuntariamente los esfínteres. Hay que estar psicológicamente preparado y dispuesto, pues el menor miedo puede producir esa contracción involuntaria que puede dificultar la penetración y provocar mucho dolor. Mientras no se esté totalmente concienciado, es mejor no intentarlo.
Una vez que se intente, hay que ir poco a poco, nunca forzar más de la cuenta. Es necesario mucho lubricante y paciencia, porque el ano no se dilata tan fácilmente como al vagina, aunque si se penetra suave y lentamente se abre lo necesario sin trauma.
Es aconsejable empezar poco a poco, con la introducción de uno o dos dedos en el ano. Una vez dentro se pueden realizar movimientos circulares, que vayan adaptando el orificio. Cuando la zona esté totalmente lubricada y el orificio anal algo más dilatado, se puede probar con el pene, o antes incluso con un vibrador de tamaño inferior.
Existen juguetes eróticos anales que facilitan el sexo anal, y es que tienen formas de anchura creciente que hacen que los esfínteres se dilaten poco a poco y más tarde, la penetración no resulte dolorosa.
Hay que recordar la necesidad de ser extremadamente limpios y utilizar condón. Además de que el ano es una zona “sucia” llena de bacterias, es fácil que sangre, y con ello aumenta el riesgo de contagio de enfermedades como el SIDA o la Hepatitis. Ten en cuenta que si tras la penetración anal deseas continuar con la vaginal, es necesario que limpies bien el pene o el juguete con el que se está penetrando.
El mejor analgésico a la hora de tener sexo anal es la paciencia y las ganas de hacerlo.
Ten cuidado con los riesgos del sexo anal
Si la penetración pasa del ano a la vagina, es necesario cambiar de condón o lavar el pene o el juguete que se está utilizando. Puede resultar engorroso, pero de no ser así nos exponemos a que los microorganismos presentes en el recto infecten la flora vaginal.
Aun utilizando lubricantes, es fácil que se sufran desgarros. El ano no es elástico como la vagina, y con poco que se fuerce, se puede romper o rasgar ciertas fibras. Además si estos desgarros sangran, tienes más probabilidades de contraer una ETS.
Si crees que con la penetración anal no hay riesgo de embarazo olvídate. Si se eyacula dentro del ano, el semen puede resbalar hacia la abertura vaginal y penetrar hacia adentro. Es complicado pero no imposible.
¿En qué posturas es más cómodo el sexo anal?
Normalmente sirven las mismas que durante el sexo vaginal. Sin embargo hay algunas más recomendables, porque fuerzan menos la zona, o porque dan el control a la persona penetrada.
Por ejemplo “la postura del perrito” es la más común para practicarlo, porque además el que penetra puede verlo todo en primer plano, y disfrutar además de la escena.
Son muy recomendables las posturas en que la persona penetrada se encuentra encima. De esa manera puede controlar la profundidad y el ritmo de la penetración.
Lo importante es que ambos estén cómodos y nunca forzar a la persona que está siendo penetrada, que de sentir dolor, pueda tener opción y la libertad de parar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario