Siempre hemos pensado que la sexualidad va ligada irremediablemente a los más bajos e irreprimibles instintos. Sin embargo, más allá de las pasiones, existe una cierta sabiduría sobre cómo manejarlas de forma racional.
El sexo influye de forma determinante en casi el ochenta por ciento de las facetas de nuestra vida.
Sin embargo, el nivel de inteligencia erótica o inteligencia sexual es la que determina que los instintos nos dominen o que por el contrario tengamos nuestros impulsos, y con ellos nuestra vida, bajo control.
Resulta que aunque todos tenemos las mismas necesidades sexuales, y muchos incluso las mismas oportunidades, a unas personas les vaya mejor o peor en su vida sexual.
Partiendo de la base de poder disfrutar de factores sexuales y sociales idénticos, dos personas que podrían tener una vida aparentemente similar, pueden tener vidas sexuales totalmente opuestas. La razón o la base de este hecho radican precisamente en la inteligencia erótica de cada uno de ellos.
¿Cómo surge el concepto de inteligencia erótica?
La inteligencia erótica es un concepto psicológico muy reciente. Fue en el año 2002, cuando dos psicólogos, Sheree Conrad y Michael Milburn introdujeron este nuevo concepto en un libro suyo sobre inteligencia sexual.
Ellos consideran que existe un coeficiente de inteligencia sexual o inteligencia erótica que es similar y tan importante como la inteligencia emocional, y que determina las relaciones eróticas, al igual que lo hace la inteligencia emocional con las relaciones sociales de diferentes tipos.
Según estos dos psicólogos, al igual que ocurre con la inteligencia cognitiva, puede ser una cualidad innata, aunque también puede desarrollarse y fortalecerse si se trabaja. Es decir, puede que tu inteligencia erótica sea alta y eso es genial, pero si te cuesta encauzar tus relaciones en el ámbito sexual, existen terapias y ejercicios para desarrollar este tipo de inteligencia, que por otra parte es muy importante en el desarrollo humano.
¿Cuáles son los cimientos de la inteligencia erótica?
La inteligencia erótica se basa en varios factores. De ellos depende el grado de inteligencia sexual de cada uno.
- El conocimiento: Es evidente que cuando tenemos conocimientos científicos sobre la sexualidad humana, es mucho más fácil poder adentrarnos en ella. Si conoces bien tu cuerpo, el cuerpo de la pareja, cómo funcionan las relaciones sexuales, las consecuencias de las mismas, etc, es mucho más fácil que sepas encauzarlas por el camino del éxito.
- El descubrimiento de nuestra propia sexualidad: Desterrar los mitos, y conocer nuestro cuerpo, sin pudores ni vergüenzas… solo a través del autoplacer podemos aprender a sentir y a dar placer a otra persona. Además ser conscientes de la realidad de nuestra sexualidad y nuestros deseos es lo único que puede llevarnos a identificar nuestros problemas sexuales o nuestros deseos reales.
- La conexión con los demás: El sexo es cosa de dos… como mínimo. Da igual que sea del mismo sexo o de otro diferente pero son personas, y es muy importante por tanto la capacidad que tengamos para relacionarnos con otras personas. La conexión con los demás determina de forma inevitable nuestra inteligencia erótica.
¿Cómo sé si mi inteligencia erótica es aceptable?
La inteligencia erótica es el camino hacia la satisfacción sexual, y esa no se encuentra dando riendas sueltas a todos nuestros deseos. Tampoco reprimiéndolos de forma absoluta. La inteligencia erótica es eso que nos da la capacidad de discernir los límites entre lo que debemos de liberar, y lo que debemos contener.
Además es algo que podemos desarrollar de forma constante. Tengas pareja o no la tengas, siempre puedes poner en práctica el análisis de los cimientos de la inteligencia erótica aplicados a tu persona. La clave parece estar en el equilibrio logrado a través de la liberación de miedos y pudores y aprender a quererse y a valorarse a uno mismo. Además de tener una educación sexual sana, y una mente liberada de tabúes.
¿Cuál es tu nivel de inteligencia erótica?
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