Muchos desconocen la historia de Mata Hari, una mujer
excepcional en muchos sentidos. Sin embargo, todos, aunque desconozcan su
trayectoria vital, saben que fue un símbolo de la sexualidad, una mujer cargada
de seducción y vitalidad que no dejó indiferente a ninguno de los hombres que
se cruzaron en su camino.
Pero para saber de dónde le procedía ese gran poder de
seducción, es necesario conocer su densa historia vital. Solo de esa manera, podrás
entender a Mata Hari como el gran poder que puede desprender una mujer.
¿Quién fue Mata Hari?
Mata Hari fue un seudónimo mediante el que se conoció a
Margaretha Geertruida Zelle. Ella nació en Leeuwarden (Países Bajos) un 7 de
agosto de 1876. Hace casi un siglo que nos dejó esta mujer, que cautivó al
mundo siendo una famosa actriz y bailarina. Su historia fue empañada por su
condena a muerte tras la acusación de espionaje. Fue ejecutada el 15 de octubre
de 1917 en parís, durante la Primera guerra Mundial.
Mujer exótica, única y moderna
Su padre era un humilde sombrerero holandés, que se quedó
viudo bastante joven e intentó educar a Margaretha para que fuese una señorita
bien. Sin embargo, Margaretha, que había heredado los exóticos rasgos de su
madre, una joven procedente de Java, quería todo lo contrario en su vida:
emociones fuertes.
Por eso, aunque su padre se encargó de ofrecerle la mejor
educación posible, incluso enviándola a un internado, ella consiguió dejar esos
estudios que tan poco le interesaban con la excusa de que el director del
centro abusaba de ella. Tras eso se dedicó a trabajar en todo aquello que pudo,
hasta que en 1895 vio un anuncio que cambiaría su vida: Un militar del ejército
holandés buscaba esposa para que le acompañara en su misión en las Indias
Orientales. Rudolf MacLeod se convirtió en su marido y le brindó la oportunidad
de viajar al país de origen de su madre. Embarazada y casada llegó a Java, el
paraíso con el que siempre había soñado.
Sin embargo, Java se convirtió en una trampa para ella y los
dos hijos que tuvo con MacLeod. Su marido resultó ser un hombre muy violento,
que más que hacerla vivir en el paraíso la llevó a sufrir todo un infierno. Tan
violento era, que en un arrebato y en venganza por el maltrato que este daba a
sus criados, uno de estos envenenó al segundo hijo que Margaretha y Macleod
tuvieron.
Mientras MacLeod frecuentaba burdeles, Margaretha buscaba
consuelo en los brazos de otros hombres y mujeres, y sucumbía a los encantos de
los javaneses y javanesas, con los que fue descubriendo las artes amatorias
orientales.
Años después el matrimonio volvió a Holanda. Sin embargo,
Margaretha no pudo aguantar más y consiguió divorciarse de su marido. Por fin
se libró de la bestia aunque se quedó sola, porque las acusaciones de
infidelidad de su marido, le costaron la custodia de su hija.
Mata Hari, una nueva mujer
Sola, abandonada y sin prácticamente recursos para poder
vivir decidió marchar a París. Por aquellos entonces, cuando los hombres
viajaban a distintas partes del mundo debido a las guerras, se sentía una gran
admiración por las mujeres exóticas. Por eso, Margaretha decidió aprovechar los
rasgos javaneses heredados de su madre y todos los conocimientos aprendidos
durante su estancia en Java. Fue el inicio de la nueva vida de Margaretha, que
se transformó en Mata Hari.
En París no tardó en encontrar un protector, que la lanzó al
mundo del “artisteo”. Sin embargo, Margaretha no quería ser una simple
bailarina, ni una vulgar cortesana. Por eso sabía que debía construir un
personaje más atractivo de que ya era ella.
Fue entonces cuando se inventó una fantasiosa historia sobre
su origen: según ella su madre vivía en un templo de kanda Swandi, y al morir
durante su alumbramiento, ella se quedó al cuidado de los sacerdotes, que
fueron los encargados de instruirla en los cultos ancestrales. Según ella allí
aprendió las danzas con tinte sensual y erótico que le hacían triunfar allá por
donde pasaba.
Mata Hari, la leyenda de la espía
Cuentan que viajó por toda Europa exhibiendo su arte. Por su
camino fue manteniendo intensos romances con importantes y poderosos hombres,
de la política y del mundo del arte. Pero fue en Berlín donde se enamoró de Kraemer,
el que fuera cónsul alemán en Amsterdam. Además, Kraemer era el jefe de
espionaje alemán. Y esta relación fue la que condujo sin parada a Mata Hari
hasta su muerte.
En febrero de 1917 fue detenida en París, acusada de ejercer
como espía de doble servicio, tanto para Francia como para Alemania, causando,
según sus captores, la muerte en emboscadas de miles de soldados franceses.
No dejó de seducir a los que la detuvieron. Se mostró
desnuda, e incluso cuentan que cuando fue fusilada, envió besos a sus verdugos
justo antes de ser tiroteada por ellos.
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