Hace unos meses, hablamos en este blog sobre los mitos y leyendas que rodean a las ninfómanas. Hoy queremos tratar la adicción al sexo o hipersexualidad tanto en hombres como en mujeres, un desorden que afecta a un gran número de personas y que se caracteriza por un deseo incontrolable de mantener relaciones sexuales o masturbarse hasta llegar al clímax.
La hipersexualidad se define como el aumento repentino o la frecuencia extrema en la libido o en la actividad sexual. Aunque puede estar asociada a problemas médicos -como el trastorno bipolar- o al consumo de determinados medicamentos, en la mayoría de los casos la causa es desconocida. Como todos sabemos, el consumo de alcohol y de algunas sustancias adictivas también puede influir en el comportamiento sexual e incrementar el deseo de forma desaforada.
¿Eres Hipersexual?
Estos son algunos de los rasgos principales que distinguen a los hipersexuales:
- La excitación le suele entrar por los ojos. La estimulación visual llega a ser adictiva y compulsiva, por lo que los hipersexuales son grandes consumidores de pornografía.
- A la masturbación o autoestimulación genital, alcance o no el orgasmo, muchas veces le sigue un sentimiento de culpa y frustración.
- La mayoría de hipersexuales sufrieron una educación sexual represiva en su infancia y adolescencia. También se dan casos frecuentes de hipersexualidad en hombres maduros que sienten que se vigor sexual ha decaído o está en retroceso. Un tercer tipo de intersexual es aquel que acaba de romper con su pareja y busca en otros amantes el afecto perdido, acabando en una adicción al sexo.
- Muchos hipersexuales sufren problemas laborales, económicos o familiares y se refugian en el sexo.
- El alto nivel de deseo sexual obliga al hipersexual a consumir contenidos pornográficos por internet, acudir a sex shops y prostíbulos, practicar las citas a ciegas y el sexo con desconocidos.
- Aunque el umbral del deseo sexual “sano” varía de una persona a otra, se considera la hipersexualidad como un trastorno cuando impide el desarrollo de una vida social normal o causa malestar e incomodidad a quien lo sufre.
- La hipersexualidad también puede manifestarse de forma temporal por un aumento en los niveles de testosterona o estradiol (hormona esteroide sexual femenina).
- Se estima que un 6 % de la población mundial padece de hipersexualidad (solo un 2 % de las personas afectadas son mujeres).
El Síndrome De La Excitación Sexual Persistente En La Mujer
Aunque mucho menos frecuente que otros trastornos como la anorgasmia y el vaginismo, algunas mujeres, tanto jóvenes como de edad avanzada, sufren el denominado síndrome de la excitación sexual persistente (SEPM).
Este síndrome consiste en una sensación continua de congestión vaginal (en algunos casos, puede durar hasta meses) y otros signos físicos de estimulación sexual que no responden a ningún deseo o apetito sexual concreto. De hecho, la congestión no se alivia con el orgasmo. Las mujeres que lo sufren, lejos de sentirse excitadas y percibirlo como un placer, lo suelen considerar molesto e intrusivo, ya que interfiere en su actividad diaria.
Este síndrome se diferencia de la hipersexualidad en la mujer en que, en este último caso, sí que existen fantasías sexuales persistentes y frecuentes, que derivan tanto en el coito como en la masturbación.
Como causas del síndrome de la excitación sexual persistente (SEPM), algunos médicos apuntan a la utilización de determinados aditivos alimentarios, agentes infecciosos, pantalones muy ceñidos o montar en bicicleta durante muchas horas.
Dado que muchas mujeres lo viven con vergüenza y pudor, muchos casos no son diagnosticados ni tratados, y se confunden con otro tipo de trastornos tanto psicológicos como físicos.
Por otro lado, el cerebro tiene mucho que ver en la respuesta y comportamiento sexual. En el año 2007, la científica cognitiva Stephanie Ortigue y el psiquiatra Francesco Bianchi-Demicheli demostraron que, en casi el 90 % de los casos de orgasmos espontáneos, estos eran resultado de actividad epiléptica en el lóbulo temporal que se activa también cuando asociamos imágenes y olores de experiencias sexuales previas.
En cualquier caso, recordad que porque una mujer tenga un gran apetito sexual o mantenga frecuentes relaciones esporádicas no significa que sea ninfómana o que sufra del síndrome de excitación sexual permanente. Solo cuando este deseo sexual nos domina y marca nuestras relaciones con los demás debemos considerarlo como una enfermedad y tratarlo.
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