La libertad sexual de la que gozamos hoy en día ha propiciado la aparición de infinidad de parafilias. Y es que el deseo de copular, ya no es el único que despierta la libido de las personas. Pero ¿Qué son las parafilias?
Definición de PARAFILIA
El término parafilia proviene del griego “para” (al margen de) y “filia” (amor). Con la evolución de la sexualidad, se considera parafilia todo aquel comportamiento sexual que se aleja de lo considerado normal.
El considerar un comportamiento como parafílico, depende de la sociedad en la que se produzca y los patrones culturales que se tengan como convencionales. Además, hoy en el sexo, siempre que haya consentimiento entre las partes implicadas, puede decirse que todo vale, y por tanto es muy difícil considerar una conducta como una parafilia. Exceptuando, por supuesto, casos extremos que se dan en ciertos individuos.
Las parafilias, también consideradas desviaciones sexuales, no tienen por qué ser peligrosas o enfermizas. Sin embargo, es cierto que existen parafilias que van dirigidas hacia el uso de objetos peligrosos, o la relación con personas que no consienten la relación, o a las que se le puede causar un daño (por ejemplo la pedofilia).
Parafilias en la historia y en la sociedad
El concepto de parafilia no ha variado a lo largo del tiempo, sin embargo, las conductas parafílicas si lo han hecho, al compás de la evolución social y la evolución de la libertad sexual.
En el pasado, ciertos comportamientos sexuales que hoy son aceptados sin más eran considerados parafilias, de ahí los tabúes que envuelven a muchas de estas conductas. Por ejemplo la masturbación, o el sexo oral. Ambas fueron consideradas conductas sexuales anormales hasta mediados del siglo XX.
Desde un punto de vista antropológico, las parafilias suelen darse en sociedades complejas. Las sociedades primitivas apenas cuentan con individuos parafílicos. Además son mucho más frecuentes en los varones que en las mujeres.
¿Cuál es el límite entre el erotismo y la parafilia?
Es difícil fijar la delgada línea que separa la parafilia del simple erotismo de un objeto o conducta. Para determinar si una parafilia lo es o no, hay que tener en cuenta varios factores:
- Que la persona únicamente se excite con esa conducta. Sólo a través de ella consigue gozar sexualmente. Además el deseo se despierta de forma involuntaria. Si esa conducta se produce de forma casual y esporádica no tiene por qué ser parafilia. Sin embargo, el hecho de depender de ella y que constituya la única fuente de excitación si es más preocupante.
- Una práctica sexual no debe causar daño de ningún tipo, ni físico, ni psicológico ni social a ninguna de las personas involucradas en la práctica. Se considera como patológica o incluso nociva cuando se hace daño a otra persona, o al mismo parafílico. Por ejemplo, una pareja sádica, es inofensiva cuando ambos consienten lo que ocurre entre ellos. Sin embargo, un sádico, es peligroso y patológico cuando practica el sadismo con personas indefensas, que no pueden elegir esa práctica. Algunos violadores y torturadores son sádicos descontrolados, que acaban sometiendo a víctimas indefensas.
- Existen parafilias trasgresoras en la que precisamente el placer está en someter a víctimas a las que de una manera u otra hacen daño. Por ejemplo la pedofilia, la zoofliia, el froutterismo o la somnofilia.
En definitiva, las prácticas sexuales “raras” no siempre pueden considerarse parafilias. Empiezan a considerarse como tal cuando deja de ser saludable, cuando el individuo no la controla, cuando es destructiva, obsesiva e incluso cuando lleva a prácticas que son ilegales.
Las parafilias más comunes
- Exhibicionismo: deseo recurrente de enseñar y mostrar los genitales, a los demás, y llevar a cabo prácticas sexuales delante de la gente.
- Voyeurismo: El vouyerista busca el deseo erótico a través de la visión de otras personas al desnudarse, o incluso al mantener relaciones sexuales.
- Fetichismo: Consiguen la estimulación sexual a través del uso o deseo repetido de un objeto o parte del cuerpo.
- Fetichismo travestista: Fetichismo que tiene por objeto prendas propias del sexo opuesto.
- Masoquismo: a este parafílico le gusta ser humillado, golpeado, ser objeto de castigo o vejación.
- Sadismo: El contrario al masoquista. Al sadista le gusta llevar la voz cantante a la hora de humillar o tratar mal a su pareja para obtener su propio placer.
- Froutterismo: deseo de frotarse contra otra persona sin su consentimiento. Esta desviación es más común de lo que mucha gente piensa, y se puede ser víctima de un Froutterista casi sin darte cuenta.
- Pedofilia: atracción sexual por los niños.
Otros ejemplos menos conocidos
- Amokoscisia: En esta parafilia la excitación proviene de castigar a la pareja.
- Asfixiofilia (estrangulación erótica): Estrangular, asfixiar o ahogar a la pareja es lo que activa el deseo sexual. Esta parafilia se practica con consentimiento y con la precaución de no sobrepasar los límites que pueden conducir incluso a la muerte.
- Belonefilia: Excitación producida por el uso de agujas.
- Bukkake: La persona que posee esta parafilia, sólo disfruta recibiendo eyaculaciones en el rostro.
- Coprofília: Excitación sexual producida por heces.
- Electrofilia: Excitación provocada por descargas eléctricas.
- Formicofilia: Las hormigas que reptan (también otros insectos) sobre los genitales.
- Lactafilia: Excitación por los pechos de una mujer en periodo de amamantamiento.
- Menstruofilia o menofilia: Atracción sexual por mujeres que tienen la regla.
- Necrofilia: Atracción sexual por los cadáveres y por la muerte.
- Urofilia: Excitación exclusivamente con el uso de la orina durante la práctica sexual (lluvia dorada).
- Vampirismo: Excitación sexual proveniente de la extracción de sangre.
Las parafilias pueden ser un tema controvertido, si se tiene en cuenta el “límite de lo normal” que asume cada uno. Por eso nunca hay que olvidar, que lo importante durante una relación sexual es el respeto hacia la pareja.
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