Muchas mujeres sufren falta de deseo, y eso afecta enormemente a sus relaciones de pareja. Parece que la mujer es siempre la que menos “ganas de sexo” tiene entre los dos miembros de la pareja. Pero esto no es siempre es así. Hoy queremos hablaros de un incómodo trastorno denominado Síndrome de Excitación Sexual Persistente o PSAS (sus siglas en inglés), que provoca en las mujeres una situación totalmente contraria.
¿Qué es el Síndrome de Excitación Sexual Persistente?
El “Persistent Sexual Arousal Syndrome” es un trastorno que provoca un estado de excitación continua y permanente, que hace que la persona que lo sufre tenga la sensación continua de estar al borde del orgasmo.
No siempre se da el mismo, aunque en ocasiones se repiten a menudo, de forma aislada o incluso encadenada.
Este síndrome solamente afecta a las mujeres, y al contrario de lo que se pueda pensar, no está relacionado con ningún tipo de deseo sexual, o estímulo psicológico. Tampoco tiene nada que ver con la hipersexualidad, más conocida como ninfomanía o satiriasis. Se trata de un problema físico, que no puede controlarse de forma voluntaria.
El primer caso fue documentado en 2001 por la doctora Sandra Leibrum. Michelle Thompson, fue la primera mujer que a la que se le diagnosticó este Síndrome. Michelle llegaba a tener más de 300 orgasmos al día. Consciente de que su situación no era normal, decidió acudir al médico. Sin embargo aún no hay muchos casos recogidos, ya que es un trastorno poco común, y además, las mujeres que lo sufren, frecuentemente se sienten avergonzadas por su situación, por lo que lo sufren en silencio.
¿Cuáles son las causas del también llamado Síndrome de los Genitales Activos?
El descubrimiento de este trastorno es algo muy reciente. Aún no existen estudios suficientes para valorar sus posibles causas. Sin embargo, algunos médicos ya lo relacionan con diferentes factores y causas:
- Alteración de los nervios sensitivos de la zona genital, que trastorna las sensaciones de las que son responsables.
- La menopausia, y los cambios físicos genitales asociados a la misma.
- Se han dado casos en mujeres que siguen tratamientos hormonales.
- Lesiones medulares, que provocan un mal funcionamiento de los nervios de la zona pélvica.
- También se han registrado casos en mujeres que han tenido que abandonar los antidepresivos que en algún momento tuvieron que tomar con prescripción médica.
- Malformación arterial venosa de pélvica, que provoca un exceso de riego en la zona pélvica, tal y como ocurre cuando se produce la excitación sexual.
- Algunos médicos han relacionado este síndrome con otras enfermedades como el síndrome de las piernas inquietas, hiperactividad de la vejiga e incluso con varices y problemas circulatorios en la región pélvica.
Existe aún mucho misterio entorno al Síndrome de Excitación Sexual Persistente, entre otras cosas por la falta de casos registrados. Por eso es muy importante acudir al médico cuando se noten los síntomas. Posiblemente, si se investiga más a fondo se consiga tratar de alguna manera, para que las mujeres que lo sufren puedan volver a llevar una vida normal.
Síntomas del Síndrome de Excitación Sexual persistente
El síntoma más claro es la excitación física intensa y continua. La mujer afectada la siente durante largos y repetidos periodos de tiempo. En algunos casos la excitación lega a desaparecer nunca, o lo hace por cortos periodos de tiempo.
El orgasmo puede aliviar la tensión sexual acumulada, pero no siempre es así. Por eso, se crea un estado de ansiedad e insatisfacción.
Además el constante estado de excitación conlleva un desgaste físico que provoca un cansancio y fatiga importantes.
Además, es imposible que en ese estado pueda mantenerse la concentración en otras tareas, por lo que la rutina diaria se vuelve complicada. En un síndrome bastante incapacitante.
Diagnóstico y tratamiento del PSAS
Aún no se conocen evidencias físicas y pruebas médicas para detectarlo. El diagnóstico lo confirma un psicólogo y un sexólogo, teniendo en cuenta los síntomas que hemos indicado anteriormente.
El trastorno no tiene cura. Aunque si hay tratamiento para paliar sus síntomas, estos pueden volver a reaparecer con el tiempo.
Anestesiar o enfriar la zona pélvica puede ser una de las soluciones temporales. También relajar los músculos de esa zona, mediante relajantes musculares o ejercicios de relajación. Pero cuando el efecto se agota, vuelve el problema.
El Síndrome de Excitación Sexual persistente es un triste trastorno, que convierte el placer en un monstruo que no deja llevar una vida normal a la persona que lo sufre.
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