Dentro del BDSM, hay prácticas
que, si bien algunos dicen de conocer, en realidad son artes difíciles de
llegar a practicar con la experiencia y profesionalidad de alguien que ha
estado años practicando y cultivando, no solo físicamente, sino también
mentalmente.
El shibari, es decir, el arte de
inmovilizar mediante cuerdas, no es algo tan fácil de hacer. Primero, porque un
shibari simple, sencillo, que no signifique mucho arte, puede llegar a unos 20
minutos para hacerse, y hablamos de uno sencillo, si ahora nos vamos a uno de
los más complicados, con nudos especiales, podríamos hablar quizás de entre una
y dos horas de tiempo para poder
ejecutarlo bien.
Pero, ¿por qué el shibari llama
tanto la atención? A nivel físico, los nudos colocados estratégicamente en
ciertas partes del cuerpo hacen que, la fricción de ellos en la piel, produzca
sensaciones erógenas, de ahí que la mujer, o la persona que está atada, no
sufra, al contrario, está sintiendo placer. Además, debes tener en cuenta que,
un shibari bien hecho, nunca daría dolor. Quizás un poco de incomodidad pero no
dolor ya que no es su cometido.
Sin embargo, si nos trasladamos al
origen del shibari, podríamos decir que es todo lo contrario. ¿Conoces su
origen?
El origen del shibari
Para conocer el origen del shibari
debemos trasladarnos a una época de samuráis en Japón y, en general, en todo
Oriente.
El shibari nació en el periodo
Tokugawa, allá por el siglo XV donde había dictaduras, guerras y un código para
los soldados y samuráis que luchaban.
Estos hombres necesitaban luchar
de forma rápida pero también hacer prisioneros y, la única forma de hacerlo, no
era coger un prisionero y saltarse la guerra para llevarlo o custodiarlo.
Necesitaban un método para inmovilizar a su enemigo lo más rápido posible y
continuar con la lucha de modo que, cuando acabara, pudieran recoger a ese
enemigo y torturarlo o bien matarlo como era merecido.
Esta técnica de apresamiento es el
origen del shibari pero hay que tener en cuenta que, en esa época, un
“shibari”, que se le conocía como Hobaku-Jitsu o Hojojutsu, era cuestión de
unos segundos tan solo porque no podían perder más tiempo. Con ello ataban a
sus enemigos y seguían la lucha.
Más adelante, entre 1600 y 1878,
en el periodo Edo, los nudos y la forma de atar a cualquier persona estaba
diferenciada según la familia samurai que lo hacía de tal manera que, cuando
había varios enemigos maniatados, cada uno sabía cuál era el suyo (para que no
hubiera problemas y por la rivalidad de los propios clanes).
Así, podemos decir que el shibari
es en realidad un instrumento de tortura en esa época que, poco a poco, se fue
convirtiendo en una forma erótica de buscar el placer (en los años 50 y 60 se
veían an algunas revistas fotos de mujeres atadas con este arte peculiar).
Consejos para realizar un shibari
A la hora de hacer un shibari te
recomendamos que acudas a un taller o a un cursillo para hacer shibari porque
realmente no es fácil de lograr encontrar el punto justo de placer y dolor
cuando se juega con cuerdas y puedes dar mucho dolor con ellas.
Así, una vez sepas lo principal, y
tengas a una persona con quien puedas hacerlo, te recomendamos lo siguiente:
- Mantén siempre la comunicación con tu pareja. Debes procurar que te diga en todo momento cómo se siente, si le duele algo, si nota algo extraño. Esto es por su bien, no por acabar el juego. Las cuerdas, debido a la fricción, a la sujeción, a apretar ciertas partes, puede crear después quemaduras o moratones que, si bien no es lo que se busca en un principio, puede resultar molesto después.
- Empieza poco a poco. Si nunca has hecho un shibari no vayas a hacer los más complicados, ni a colgar a tu pareja. Deja eso para más adelante porque puede que no tengas experiencia para ese tipo de atadura aunque siempre puedes ir probando, pero gradualmente.
- Usa cuerdas de algodón suave, son las mejores porque no hacen tanto daño como las otras y además te aseguras un poco más de que, por el roce con la piel, no le va a doler a la pareja.
- Si son las primeras veces, procura hacer el shibari con algo de ropa para la pareja. Así irás probando las sensaciones que experimenta y, conforme vayas aprendiendo cómo sacar lo mejor de cada nudo, cada atadura, podrás ir dejando que se quite más ropa en cada sesión.
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