Existen actitudes y comportamientos sexuales y alrededor del deseo sexual para todos los gustos. Y algunas, se complementan entre sí, gracias a que hay personas con gustos opuestos, o en este caso complementarios, se pueden formar parejas sexuales realmente satisfechas. Hoy hablamos del Voyeurismo y el Exhibicionismo, dos conductas sexuales, que según el grado en que se presentes, pueden llegar a ser consideradas incluso parafilias.
Voyeurismo, el deseo contemplado
El Voyeurismo es un término francófono, derivado de “voyeur” que significa algo así como “mirón”. Esa es la base de esta conducta sexual, que consiste en disfrutar de la contemplación de cuerpos desnudos o de actividad sexual en otros.
Cada voyeurista es un mundo, pero lo normal es que esta persona disfrute mirando, aunque sin intención de interactuar. De hecho, normalmente lo que más le excita es observar sin ser visto, sin que el observado sea consciente de que el “mirón” está ahí.
Por eso es muy frecuente que esté mirando a través de una cerradura, el hueco de una ventana, de una puerta, o utilice métodos discretos como unos prismáticos una cámara con zoom, etc.
El voyeurista sufre un irremediable impulso por observar. A veces incluso se le acelera el ritmo cardiaco o suda por los nervios. De esa manera se distingue una actitud voyeurista de una excitación normal por la visión de otro cuerpo desnudo durante el acto sexual.
Las personas que siguen esas acciones voyeuristas suelen ser personas tímidas, que han tenido problemas para iniciarse en las relaciones sexuales y han limitado su fuente de excitación al hecho de mirar. La mayoría son hombres heterosexuales, y la explicación más lógica es que el sentido de la vista es el principal motor de excitación masculina, aunque también existe una gran cantidad de mujeres voyeuristas.
En algunas culturas está considerado como una perversión. En países como Canadá o EE.UU está penado, si el contemplado no lo es bajo su consentimiento. En otros, como en Inglaterra, es considerado una ofensa grave.
Además, el Voyeurismo es tan amplio que existen numerosas variaciones, como por ejemplo el “candaulisme” que es cuando el voyeurista disfruta viendo a su pareja durante el acto sexual con otra persona, y que pocas personas entienden.
Esta conducta sexual se considera delito cuando traspasa los límites de la intimidad, o cuando el voyeurista pasa a la acción. Se dan patologías en las que el voyeurista necesita terminar el acto sexual con la persona observada, aunque para ello tenga que recurrir incluso a la violación. Esto sería considerado como una parafilia patológica.
Exhibicionismo, disfrutar dejándose ver
Es una conducta que consiste en mostrar partes íntimas del cuerpo, o acciones íntimas de la vida cotidiana a un público, de forma constante e incluso excesiva.
El exhibicionista suele ser una persona inmadura, que no distingue los límites. Inseguro y con complejos, que necesita enfrentarse a menudo a sus miedos como forma infructuosa de superación.
Esta persona pretende lograr una respuesta sexual en quien le mira, y de esa manera, excitarse a sí mismo. Puede ser una conducta sexual cuando se presenta de forma leve y esporádica. Al igual que otras muchas acciones locas que llevamos a cabo para animar nuestra vida sexual, puede llegar a resultar hasta divertido. Sin embargo, se considera una parafilia desde el momento en que este exhibicionismo puede afectar a determinadas áreas de la vida de quien lo lleva a cabo, como puede ser el área del trabajo, de la familia o incluso de la pareja, y no puede parar de hacerlo.
Esta práctica puede ser considerada un delito dependiendo del contexto en el que se lleve a cabo. Por ejemplo, el nudismo está prohibido en determinados lugares. Y el sexo en público incluso puede llegar a ser considerado escándalo público, penado en varios países.
El exhibicionista encuentra su antónimo ideal en el voyeurista, aunque no todos disfrutarían, porque sería demasiado obvio.
La conducta sexual de mostrarse en público, desnudo o en pleno acto sexual, es tan común, que existen numerosas variaciones, que ya tienen nombres propios:
- Streaking: Son los típicos espontáneos que irrumpen en eventos multitudinarios corriendo desnudos.
- Flashing: Mujeres que enseñan sus pechos espontáneamente.
- Anasyrma: Levantarse la falda y enseñar las partes íntimas en público.
- Mooming: Mostrar el trasero.
- Dogging: tener sexo en lugares públicos, donde saben que alguien los va a ver.
Tanto el Voyeurismo como el exhibicionismo en su justa medida son totalmente respetables como práctica o conducta sexual, siempre y cuando no afecten a la intimidad o a la dignidad de una tercera persona que no autorice la acción.
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