
El sexo influye de forma determinante en casi el ochenta por ciento de las facetas de nuestra vida.
Sin embargo, el nivel de inteligencia erótica o inteligencia sexual es la que determina que los instintos nos dominen o que por el contrario tengamos nuestros impulsos, y con ellos nuestra vida, bajo control.
Resulta que aunque todos tenemos las mismas necesidades sexuales, y muchos incluso las mismas oportunidades, a unas personas les vaya mejor o peor en su vida sexual.
Partiendo de la base de poder disfrutar de factores sexuales y sociales idénticos, dos personas que podrían tener una vida aparentemente similar, pueden tener vidas sexuales totalmente opuestas. La razón o la base de este hecho radican precisamente en la inteligencia erótica de cada uno de ellos.